A 77 años del ENIAC, la primera computadora electrónica

La creación de ENIAC tiene en su historia no sólo progreso, sino también una injusta valoración del rol de la mujer en la industria tecnológica.

La ENIAC, acrónimo de Electronic Numerical Integrator and Computer, fue la primera computadora electrónica de propósito general, capaz de realizar operaciones aritméticas y lógicas con números binarios. Su creación abrió las puertas a una serie de avances tecnológicos que transformaron el mundo.

A 77 años de su creación, recordamos que la historia de su desarrollo no sólo perfiló la computación moderna, sino que además ofreció un rol clave para un grupo de mujeres que fue ocultado por décadas, pero que luego sería uno de los argumentos más grandes para luchar por la reivindicación de las científicas e ingenieras y su reconocimiento como pioneras en las TICs.

Foto: Wikipedia

El origen de la ENIAC

La ENIAC fue concebida durante la Segunda Guerra Mundial, como parte de un proyecto secreto del Laboratorio Balístico del Ejército de los Estados Unidos, ubicado en Aberdeen, Maryland. El objetivo era diseñar una máquina que pudiera realizar cálculos balísticos rápidos y precisos, es decir, determinar la trayectoria y el impacto de los proyectiles lanzados por la artillería.

Los cálculos balísticos eran muy complejos y requerían de mucho tiempo y personal. Antes de la ENIAC, se utilizaban máquinas mecánicas o electromecánicas, como las calculadoras de escritorio o las tabuladoras, que eran lentas y propensas a errores. También se empleaban equipos humanos, formados por matemáticos, ingenieros y mujeres reclutadas como “computadoras”, que realizaban los cálculos a mano o con la ayuda de reglas de cálculo, tablas y gráficos.

El proyecto de la ENIAC fue dirigido por el coronel Paul N. Gillon, jefe del Laboratorio Balístico, y el capitán Herman H. Goldstine, oficial de enlace entre el laboratorio y la Universidad de Pensilvania, donde se realizó el diseño y la construcción de la máquina. Los responsables técnicos fueron John Presper Eckert y John William Mauchly, dos ingenieros que trabajaban en el Moore School of Electrical Engineering de la universidad.

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Eckert y Mauchly se conocieron en 1941, cuando Mauchly asistió a un curso de electrónica impartido por Eckert. Ambos compartían el interés por la computación y la electrónica, y pronto empezaron a colaborar en el desarrollo de una máquina que pudiera superar las limitaciones de las existentes. Su idea era utilizar válvulas electrónicas o tubos de vacío, que eran dispositivos capaces de amplificar o conmutar señales eléctricas, y que se usaban en la radio, el radar y la telefonía.

En 1943, Eckert y Mauchly presentaron su propuesta al Laboratorio Balístico, que les otorgó un contrato para construir la máquina, bajo el nombre de “Proyecto PX”. El proyecto fue clasificado como secreto, y se le asignó un presupuesto de 61.700 dólares. El trabajo se realizó en el sótano del edificio 328 de la universidad, donde se instaló un taller y un laboratorio.

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La construcción de la ENIAC

La construcción de la ENIAC se llevó a cabo entre 1943 y 1945, y requirió de la participación de más de 200 personas, entre ingenieros, técnicos, soldados y mujeres programadoras. El costo final fue de 500.000 dólares, que equivaldrían a unos 7 millones de dólares actuales.

La ENIAC era una máquina enorme, que ocupaba una superficie de 167 metros cuadrados y pesaba unas 30 toneladas. Estaba formada por 40 paneles, que contenían un total de 17.468 válvulas electrónicas, 7.200 diodos de cristal, 1.500 relés, 70.000 resistencias, 10.000 condensadores y 5 millones de soldaduras. La máquina consumía unos 150 kilovatios de potencia, y generaba tanto calor que requería de un sistema de ventilación especial.

La ENIAC tenía una capacidad de cálculo impresionante para su época, ya que podía hacer alrededor de 5.000 sumas, 300 multiplicaciones o 50 divisiones por segundo, lo que suponía una ventaja de 1.000 veces sobre las máquinas anteriores.

Foto: Wikipedia

La ENIAC estaba compuesta por 40 paneles, que albergaban un total de 17.468 válvulas electrónicas, 7.200 diodos de cristal, 1.500 relés, 70.000 resistencias, 10.000 condensadores y 5 millones de soldaduras. La máquina era enorme, ocupaba una superficie de 167 metros cuadrados y pesaba unas 30 toneladas. La máquina requería de unos 150 kilovatios de potencia, y producía tanto calor que necesitaba de un sistema de ventilación especial.

ENIAC revolucionó la forma en que se realizaban cálculos y sentó las bases para el desarrollo de futuros computadores electrónicos. Fue utilizado por la industria y la investigación durante más de una década, y su legado continúa hasta el día de hoy en la forma de la tecnología que usamos en nuestras vidas cotidianas.

En 1997, la ENIAC fue incluida en el Registro Nacional de Lugares Históricos de EE. UU. como un monumento a la innovación y el logro tecnológico.

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Las mujeres de la ENIAC y la reivindicación que merecían

El rol de las mujeres en la creación de la computadora ENIAC es un ejemplo de la lucha constante de las mujeres por igualdad y reconocimiento en el mundo tecnológico. A pesar de ser un grupo de mujeres altamente capacitadas y habilidosas, su contribución a uno de los hitos más importantes en la historia de la tecnología fue largamente ignorada y minimizada.

Y aunque por décadas las quisieron ocultar, detrás de esta máquina revolucionaria había un grupo de mujeres conocidas como “computadoras humanas”. Este grupo de mujeres trabajó incansablemente en la sombra para asegurar el éxito de la ENIAC, realizando cálculos matemáticos a mano y programando y operando la máquina.

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Sus nombres, aunque fueron minimizados, igualmente salieron a la luz. Se trató de Betty Snyder Holberton, Jean Jennings Bartik, Kathleen McNulty Mauchly Antonelli, Marlyn Wescoff Meltzer, Ruth Lichterman Teitelbaum y Frances Bilas Spence. Ellas fueron las encargadas de programar cada función de la ENIAC.

A pesar de su habilidad y conocimiento técnico, estas mujeres fueron vistas y tratadas como trabajadoras subalternas en un mundo tecnológico dominado por hombres. Se les negó el reconocimiento y los créditos por su trabajo duro y su contribución clave a la ENIAC y a la tecnología de la información moderna.

Es solo hasta 1997, muchos años después de su contribución, cuando estas mujeres fueron incluidas en el Women in Technology International Hall of Fame. Este reconocimiento finalmente les otorgó la atención y el crédito que merecían por su contribución a la historia de la tecnología.

Este hecho es un recordatorio importante de la lucha constante de las mujeres por la igualdad y el reconocimiento en el mundo tecnológico y en otros campos de trabajo. Las mujeres han estado haciendo contribuciones significativas y trabajando incansablemente en la sombra, pero a menudo son ignoradas y minimizadas.

Es importante destacar y honrar la contribución de las mujeres a la tecnología y a otros campos, y apoyar y empoderar a las mujeres jóvenes a seguir explorando y contribuyendo a estas áreas. Solo así podremos lograr una verdadera igualdad de género y asegurarnos de que las contribuciones valiosas y significativas de las mujeres sean reconocidas y valoradas.

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