Independiente del bloqueo que el gobierno de Donald Trump le impuso a Huawei hace más de un año, la compañía sigue planificando su futuro en la búsqueda de la independencia. Es por eso que su equipo de I+D sigue trabajando no sólo en patentes, sino que delineó un plan para poder mantenerse abastecida de SoC por si esta situación les impedía desarrollar más y mejores chips propios.
Por eso no debería extrañarnos el reporte que desde Corea del Sur apunta a que el Huawei P50 estará movido por un SoC Kirin 9000, por lo que compartirá “corazón” con la familia Mate40, lo que le proveerá de mucha potencia de proceso y en gráfica, además de habilitar mejoras en procesamiento de imágenes para sus cámaras.
El Kirin 9000 es el primer SoC 5G de 5nm de la compañía, por lo que además contará con todas las características a nivel de conectividad que alguien podría esperar de un gama alta del próximo año.
El reporte de The Elec además asegura que Huawei tiene cerrado un trato con LG y Samsung para adquirir las pantallas de sus nuevos equipos, las que serán OLED.
Con la mirada en la Casa Blanca
Recientemente el responsable de Huawei ante la Unión Europea, Abraham Liu, aseguró que en la empresa tenían “motivos para ser optimistas” tras las elecciones en Estados Unidos, esto pues creían que el presidente electo Joe Biden “promueve más el multilateralismo” que el saliente Trump.
A la espera de un pronunciamiento oficial sobre la forma en que Biden abordará este tema, Liu aseguró que “mientras nos preparamos para lo peor, esperamos lo mejor”.
Biden se ha mostrado en una línea similar a la de Trump en el fondo de los asuntos que lo llevaron a bloquear a la empresa. En una entrevista otorgada al New York Times que fue consignada por Hipertextual, el ahora presidente electo señaló que “Sólo Dios sabe lo que están haciendo con la información que están obteniendo aquí. Entonces, como presidente, lo investigaré y llegaré al fondo del asunto”.
Sobre China, Biden también señaló durante la campaña que “seguirá robando para su tecnología y propiedad intelectual de Estados Unidos y empresas estadounidenses”, dejando claro que el gobierno valida estas prácticas para dar “una ventaja injusta y la capacidad de dominar las tecnologías e industrias futuras”.
