Intel, su vida post-Apple y una industria que busca ideas

Tras las primeras pruebas de rendimiento y consumo de energía, los nuevos chips de Apple parecen probar que hay vida para los computadores lejos de Intel.

No es fácil para nadie, y de seguro tampoco para una empresa tan importante. Cuando durante la WWDC de este año el mismísimo Tim Cook salió a anunciar la transición total de sus computadoras de x86 a chips propios, algo se rompió en la continuidad espacio-temporal en el planeta Intel.

El CEO de la empresa que hace 15 años corría a abrazar los otrora irresistibles Core i3, i5, i7 y hasta la serie M, hoy dice adiós y pone plazo fatal para la relación pues los productos futuros de Intel no ofrecen lo que Apple necesita. Boom!

En el mercado global de computadores, Apple representa cerca de un 6% de las ventas totales según cifras de Marketwatch; y además, anota “apenas” entre 2% y 4% del total de las ganancias que la gigante de chips logró el año pasado. Algo que sigue sin ser menor, pues al traducirlo a cifras veremos un negocio de unos USD $3.000 millones directos a la cuenta bancaria de Intel.

Sin embargo, esta relación probó ser exitosa para ambas partes, pues al reemplazar a PowerPC, Intel logró consolidar su posición dominante en diversos ecosistemas de computación, incluso ese que se le hacía más esquivo: macOS.

Apple no es la primera, pero es la más decidida

Intel no ha sido ajeno a intentos anteriores de parte de las tecnológicas de reducir su propia dependencia con ellos. Incluso potenciando arquitecturas ARM. Tanto Microsoft como Samsung y otras empresas han intentado posicionar productos Windows basados en SoC Qualcomm, pero las complicaciones para el usuario a nivel de compatibilidad hicieron que casi todos los intentos fallaran.

Personalmente hice ese salto antes. Compré una Surface RT convencido de la capacidad de Microsoft de abrir un nuevo paradigma de PC. Fueron tantas las aplicaciones que no podía usar que terminé frustrado con ella. En realidad la amaba y quería que resultara, pero la encendía, comenzaba a usarla y la odiaba.

Ninguno de los que intentaron levantar computadores ARM basados en Windows realmente se pudo ir del lado de Intel si querían vender un PC. Y ni siquiera Qualcomm — líder por volumen en el mercado móvil de SoC — ha podido levantar una alternativa realmente viable.

Podemos apuntar nuestra frustración a muchos culpables: al creador del chip por las limitaciones que su plataforma ofrece, o al creador del sistema operativo por no interesarse lo suficiente en esos proyectos, e incluso al fabricante del dispositivo por ponerlo en tiendas y convencer al futuro usuario de poder hacer muchas cosas que no se pueden hacer realmente con su equipo.

Muchos años han pasado de ese tiempo, y hoy Intel enfrenta quizás el primer punto de quiebre real: Apple dejándolos inevitablemente tendrá consecuencias, sobre todo en una industria que toma nota atentamente de lo que los de Cupertino hacen.

Los SoC M1 resultaron ser excelentes, y la industria toma nota

Resulta que con su nuevo chip M1, Apple ahora se encuentra en una posición similar a la que hoy tiene en el mundo móvil. Controla su hardware, su software y su experiencia de uso, lo que le da un excelente pie para empujar los límites hacia donde se le antoje.

¿Por qué esto es importante? No solamente porque las primeras pruebas de Mac con chip M1 muestran que ofrece un potencial muy por encima del que sus antecesores Intel tienen, sino porque Apple no es la única allá afuera haciendo sus propios chips, y serán ellos quienes querrán replicar este éxito para potenciar sus propios desarrollos, y así atraer atención a sus nuevos productos. Innovación por imitación pura y dura.

El ejemplo de Apple no sólo es tentador a nivel de marca, sino también para manejar el destino de los propios computadores desde su conceptualización hasta su puesta en punto de venta. No depender de un tercero para saber si van a poder competir en potencia y manejo de energía es también una proeza de I+D, y ahí hay algunos que se destacan.

Es sabido que Samsung está llevando el desarrollo de sus chips Exynos a niveles interesantes, incluso a nivel de ponerse por delante de Qualcomm en la próxima generación de SoC a llegar en 2021.

Por otro lado, Huawei — bloqueado por Estados Unidos — podría aprovechar esa coyuntura para ponerle más dinero al desarrollo de sus chips Kirin, todo para finalmente dejar forzosamente la dependencia de Intel y así tener un producto menos del cual preocuparse al momento de planificar su roadmap.

Tras un comienzo algo lento en esta unidad en 2017, Huawei hoy es el segundo fabricante más importante de PC en China, solamente detrás de Lenovo, y su presencia de ha consolidado en mercados clave a nivel mundial.

El desarrollo de sus propios SoC definitivamente apurará la carrera por tener el mejor PC basado en Windows con una plataforma ARM, y que las cifras de mejora sean comparables a las demostradas por los nuevos equipos Apple.

Mejor rendimiento, mejor manejo de energía, menos ruido y mucho más. Hoy todos quienes sean alguien en el mercado de SoC — o quieran serlo — le dispararán a Intel para probar su propio valor.

No es traición, sino necesidad y simple negocio. Intel es su única referencia.

He ahí el gran problema de Intel hoy: ser el benchmark a superar. Y si hay algo que esta industria hace bien es encontrar puntos de comparación para pegarle a lo viejo y posicionar lo nuevo. Al menos los primeros reviews del M1 son muy favorables, y muestran que hay material para pegarle fuerte.

Es el momento de brillar para muchos otros

Incluso Nvidia vio esta oportunidad al momento de comprar ARM, y la llegada de sus propios SoC es inminente, aunque ahí el golpe será no solamente para Intel sino también para Qualcomm, que por ahora miraba tranquilo lo que ocurría encumbrado en un cerro de dinero de su propio negocio de SoC Snapdragon.

Incluso Nvidia ha asegurado que su desarrollo de servidores Neoverse basados en chips ARM está en plena marcha, lo que supone cambios aún más profundos a la morfología de una industria en que Intel lidera casi sin contrapeso.

Otro que debería comenzar a ponerse nervioso es AMD. Hoy sus nuevos procesadores han demostrado tener lo necesario para pelear con Intel, pero ambos son x86 y eso podría ponerles en un sitio poco cómodo si es que la tendencia de abandonar esa arquitectura se consolida en un par de años.

¿Qué sustenta esa opinión? Bueno, lo más reciente de ARM es el Cortex-A78C, procesador que permite correr sin problemas Windows en esta plataforma, y que puede abrir las puertas del infierno para mucho del volumen de ventas de Core i3 y Core i5 de bajo voltaje, plataformas preferidas por fabricantes que quieren vender en puntos de precio más bajo.

“No importa, es para mejor…”

¿Qué depara a Intel en los próximos 5 años? Muchos cambios en un negocio que alguna vez intentaron abordar y dejaron de lado — intel mató su área ARM hace algunos años tras pobres resultados, tal como su área de 5G — pero que a causa de este abandono por parte de Apple podría crear un efecto dominó que lleve a ARM al corazón de los PC del futuro.

Un futuro marcado por la altísima necesidad de movilidad, de autonomía, de trabajo en casa, de equipos propios de buen rendimiento a bajo precio. Un futuro donde el mítico “Intel Inside” quizás no sea más que una anécdota.

Lo bueno es que Intel tiene un futuro distinto en esta línea temporal paralela que se abrió a sus pies. La empresa está muy bien posicionada en redes, IoT, sensorización, data centers y en una completa estrategia de habilitar el manejo de los datos del futuro.

Perder a Apple podría ser una bendición incluso, dado que es sabido que la empresa es un cliente minoritario muy exigente y poco flexible, pero definitivamente revuelve el ambiente de cara a un futuro en que — quizás — Intel pueda pasar a tomar un lugar menos protagonista a los ojos del consumidor final.

Apple ya lo tiene resuelto, pero el futuro del PC está totalmente en juego hoy en el área que le compete a esa larga cadena de proveedores que se requieren para hacer un computador Windows.

Lo que urge hoy es que alguien le diga a Microsoft que mire lo que Apple hizo con Rosetta 2 — piedra angular de su éxito en esta primera etapa de la transición — lo replique y lo integre igual de bien a Windows: de forma transparente y eficiente.

La redefinición de las reglas del juego pueden traernos un futuro inmediato de productos poco refinados y con muchas complicaciones para los early adopters, pero definitivamente veremos cómo se reescribirían las participaciones de mercado al alero de nuevos formatos, nuevos desarrollos y — con urgencia — puentes entre arquitecturas para que los fabricantes de PC repitan la proeza que Apple logró.

Que esta guerra se esté comenzando a pelear ahora es culpa de Intel, porque pudieron mantenerla en el mundo del smartphone, pero cuando les tocó pelear se rindieron demasiado rápido. ARM olió la sangre y — llegado el momento — llevó el desafío al campo preferido de Intel: los computadores.

Y con los retrasos en el desarrollo de nuevos chips de 7nm hasta 2022 e incluso 2023, las cosas ya no lucen tan auspiciosas en esta área para Intel en el mediano plazo. Lo bueno para ellos es que aún hay tiempo para pelear de vuelta… ¿pero hay con qué?

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