En Bélgica se ha implementado un llamativo sistema de monitoreo basado en Inteligencia Artificial, el que trabaja en tiempo real de su parlamento. Aunque – en primera instancia – no es con fines correctivos, sino como una intervención que busca crear conciencia entre los políticos del país.
Esto se enmarca en un interesante proyecto artístico denominado The Flemish Scrollers. La distópica instalación consiste en un monitoreo constante de la actividad en el Parlamento belga transmitido a través de YouTube.
Ahí es donde el algoritmo identificará a cada uno de los parlamentarios y los acusará a través de Twitter e Instagram cuando estén “perdiendo el tiempo” en su teléfono o distraído de alguna forma.
A través de un mensaje en redes sociales, el parlamentario será expuesto y se le exigirá abiertamente que se concentre en sus tareas. El “Gran Hermano” le mira.
Este proyecto nace de la mente de Dries Depoorter, quien a través de esta iniciativa busca crear conciencia sobre los alcances de la vigilancia masiva a través de Inteligencia Artificial y el reconocimiento facial.
Para alimentar el algoritmo de reconocimiento, Depoorter cargó fotos de distintos ángulos de cada parlamentario, y lo programó para que denunciara a aquel que pase demasiado tiempo en su smartphone. El software no acusará a los políticos que estén metidos en su computador o un tablet.
Finalmente, el proyecto es una forma de llevar el problema de la regulación de la vigilancia vía Inteligencia Artificial directamente a los ojos de los que deben regular. Se apuesta a que, si los políticos son el objetivo de esta vigilancia, tomarán acción para regular más rápidamente.
Digamos, que ocurra antes que a tu jefe se le ocurra monitorearte de esta forma en la oficina.
¿Cómo sería un algoritmo así aplicado al senado o a la cámara de diputados en Chile?
